2 de noviembre de 2014

ROSSELL IBERN, Anna Maria - Manual de traducción alemán-castellano

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Fuente: http://obras-de-traductologia.wikispaces.com/ROSSELL+IBERN,+Anna+Maria+-+Manual+de+traducci%C3%B3n+alem%C3%A1n-castellano

Manual de traducción alemán/castellano

Table of Contents



Autor/a/es: ROSSELL IBERN, Anna Maria
Editorial: Gedisa
Idioma/s: Castellano
Nº de páginas: 222

Por Andrea Springer

Introducción

El libro Manual de Traducción alemán/castellano, de Anna María Rossell Ibern, está dividido en cinco capítulos. El manual pretende hacer por un lado un análisis de errores y vicios y por el otro ofrecer una reflexión general sobre la práctica traductora. El trabajo va dirigido a futuros traductores, profesionales del sector, o a quienes deben superar cualquier prueba de traducción. En el libro se tratan aspectos que habitualmente quedan excluidos en la enseñanza de idiomas. Este manual habrá conseguido su objetivo si facilita la tarea tanto al aprendiz como al profesional, el motivo principal es el de sensibilizar.

Resumen

 

Se manifiestan ciertos vicios con regularidad al traducir. ¿Cuáles pueden ser las causas? La autora intenta clasificar los errores más comunes por tipos. Los contagios entre una lengua y otra no siempre son evidentes y muchas veces se deben buscar en el mero hecho de traducir. La denominación de los tipos de errores no siempre remite al texto original sino a menudo a la versión traducida, con el fin de cotejar se adjuntan ambos textos por sistema.
Para la clasificación Rossell Ibern se ha basado en traducciones publicadas de diversos temas y textos de diferente índole. Se trata de una elección de traducciones de indiscutible calidad y una selección de ejemplos de errores habituales en distintas fuentes.


Capitulo primero: La operación traductora. Valoración global de sus dificultades

 

¿Dónde radica tanta dificultad? La respuesta es múltiple pero sobre todo es fundamental tener una buena competencia lingüística. No nos interesa solo el texto sino también a quien está dirigido. Encontramos pistas sobre el receptor por el léxico empleado y la sintaxis, así como por la información añadida, el contexto.
El traductor debe ser buen conocedor de las realidades socioculturales de las respectivas comunidades lingüístico de las que se ocupe. El traductor primero es lector y luego receptor, por último es creador, pero no libre si no condicionado. Está condicionado consciente e inconscientemente. Conscientemente por elegir las mejores equivalencias no solo lingüísticos, e inconscientemente por múltiples interferencias de diversa naturaleza. El traductor debe saber manejar con soltura los diferentes registros (variedades del idioma) en la lengua de llegada.
La autora divide en cuatro las grandes fuentes de interferencias:
- Comprensión del texto como producto del malentendido
- Redactar en texto en la lengua propia
- Abordar las tareas de traducir
- Traducir específicamente de una lengua original y no de otra
Las últimas tres fuentes coexisten y se entremezclan.
Rossell Ibern identifica al traductor como una especie de mago que a veces genera una tercera lengua.

La tercera lengua

 

Una traducción mala puede haberse producido porque el traductor haya entendido mal el texto original o porque no haya sabido expresarlo en la otra lengua.
Hay que distinguir entre la estructura superficial (nivel formal) y estructura profunda (nivel semántico). Cuando una traducción es de lectura incomoda, y decimos que «suena mal» probablemente se deba al empleo de la tercera lengua, la cual puede deberse a la falta de dominio de la lengua meta. Pero no siempre es así al estar cotejando constantemente estructuras y palabras de dos sistemas lingüísticos diferentes pueden surgir colapsos o interrupciones en el hilo de pensamiento, que se verán reflejados en incoherencias sintácticas y semánticas o en defectos de estilo. Estos problemas no pasarían o con mucha menos frecuencia si pensáramos directa y únicamente en nuestra propia lengua. La lengua de partida dirige nuestra concepción con demasiada fuerza desde el primer momento, como cuando traducimos el alemán Wie geht’s? por ¿Cómo te va? en vez de ¿Cómo estás? Es la estructura sintáctica y el léxico de la lengua inicial que determina decisivamente la traducción. A veces incluso la morfología del término en la lengua de partida influye como cuando traducimos Einbildungskraft por capacidad imaginativa en vez de imaginación. Por el grado de atención que reclama una palabra en el texto original puede que le llegamos a colocar una camisa de fuerza en la traducción. Con frecuencia podemos afirmar por la tercera lengua que leemos una traducción y hasta podemos sin gran esfuerzo identificar la lengua de partida. La lengua del país donde vivimos gana en algún momento la partida, las interferencias que genera nos permiten aventurar la procedencia de emisión casi sin equivocarnos. Una traducción debe ser libre de la rigidez, del rebuscamiento y de la falta de naturalidad que confiere la influencia de la lengua del texto original. Los traductores necesitamos distanciarnos del trabajo una vez terminado este, debemos dejarlo reposar para releerlo más tarde. Es entonces cuando seremos capaces de percibir la tercera lengua y corregir la traducción.

¿Por qué una versión y no otra?

 

Como traducimos los dialectos y las marcas, o los nombres de por ejemplo unos grandes almacenes, que en una cultura se conocen y tienen sentido y en la otra no, si los traducimos están fuera de contexto.

Dos percepciones diferentes del mundo: ¿Entendimiento o malentendido?

 

Cada lengua nos impone su óptica, significa lo mismo Weltanschauung que concepción del mundo, es lo mismo hablar en alemán de Finger und Zehen donde el español sólo conoce dedos. Abarca lo mismo Bericht que informe. ¿Cómo traducir lo intraducible? El alemán distingue entre seis árboles donde el español se limita a pino y abeto. El traductor debe aguzar bien el ingenio para, en la medida de lo posible, salvar tanto las diferencias como los vacíos.


Capitulo segundo: Problemas léxicos

 

La importancia de las menudencias: und, da, aber, auch, in, etc.

 

A menudo las menudencias pasas más desapercibidas de lo que debieran en traducción. Pero nada más lejos las menudencias no son nada insignificantes pues conllevan una variación de matices. Basándose en unos cuantos ejemplos Rossell Ibern refleja que und no se caracteriza por su univocidad y destaca la frecuencia del und no copulativo. De igual manera aber no siempre se traduce por pero, hay que distinguir si el sentido es consecutivo, adversativo o incluso temporal, pues la traducción al castellano puede varia según el sentido. La conjunciones y adverbios, la riqueza semántica que pasa fácilmente desapercibida. La autora del manual nos quiere sensibilizar con una breve selección de ejemplos. Dependiendo de la necesidad de la traducción auch pide ser traducido como incluso, puesto que el término también seria incorrecto. No debemos generar posibilidades de equivoco. Siguen varios ejemplos para vor, da, über, allein, neben e immer. A veces la traducción de la palabra depende del verbo empleado ya que la traducción del alemán Angst vor no sería miedo ante algo si no más bien miedo a algo.

Los falsos amigos léxicas o las apariencias engañan

 

Normalmente entendemos por falsos amigos a las palabras de la lengua original que coinciden en su etimología de la lengua terminal, pero cuyos significados difieren esencialmente, véase: Gymasium (instituto de enseñanza media) por gimnasio, pedantisch (meticuloso) por pedante. Estos tipos de falsos amigos pueden producirse durante la fase de aprendizaje, cuando el conocimiento de la lengua terminal es todavía deficiente, son menos corrientes cuando uno ya tiene un buen conocimiento de la lengua. Entonces es cuando surgen los otros falsos amigos, que según la autora, se basan en la asociación fácil a menudo fija con independencia de si tienen una etimología en común o no, lo cual también puede ocurrir con las menudencias. Traducciones muy frecuentes de este tipo de falso amigo sería: libro pequeño por kleines Buch en vez de librillo o librito o estantería para libro por Bücherregal en vez de hablar simplemente de estantería. También surge una forma de actuar mucho más imperceptible que los falsos amigos tradiciones, la cual es mucho más difícil de controlar y más peligrosa: La tiranía de la forma o el mimetismo morfológico. Por ejemplo asociamos correspondiente a entsprechend aunque la traducción exija conforme o adecuado a. O usamos investigador de mitos por Mythenforscher en vez de su análogo español mitologista. El consejo que nos da Rosell Ibern es que, excepto cuando las exigencias de estilo aconsejan lo contrario, conviene siempre distanciarse de las palabras de la lengua original quedándose únicamente con la idea que expresa, pero no la forma de hacerlo. Para aclarar lo dicho usa la palabra Trümmerlandschaft que efectivamente se puede traducir por paisaje (Landschaft) de ruinas (Trümmer) pero no es este el campo asociativo que requiere la fuerza que emana la palabra si no más bien el de la desolación. Igualmente estaría mal traducir candidato por Kandidat cuando nos referimos a un concursante en un programa televisivo.

El diccionario como enemigo

 

No cabe duda que el diccionario es la herramienta básica del traductor, pero a veces la ayuda de los diccionarios se vuelve contra él, especialmente cuando la insensibilidad del traductor respeto a la palabra o expresión es grande. Esta afirmación viene respaldada por una serie de ejemplos con grundsätzlich, Errichtung y sonst. El primer ejemplo explica que ocasión no es siempre la correcta traducción de Anlass sobre todo si este se entiende como motivo o causa. La autora destaca que sonst tiene un sentido adversativo y que exige una adaptación especifica a cada contexto, al igual que las palabras erst y kaum, que exigen por parte del traductor una reorganización completa del texto. Debemos controlar nuestro diccionario interno, que nos adelante un determinado significado de la palabra que nos ocupa, con preferencia a otra, aunque el contexto la desaconseje o hasta exija otra (Gedanke puede significar pensamiento pero también idea). Nos fijamos mucho en palabras aisladas, por eso son muy útiles los ejercicios que obligan a traducir el sentido de una oración variando al máximo su estructura.

La pérdida del punto de referencia

 

Puede ocurrir por la tiranía morfológica y sintáctica que ejerce el texto original sobre el traductor. Buscamos en la lengua de llegada el léxico y las estructuras formalmente más similares a del original, aún a costa de forzar la expresión natural del castellano. Perdemos el punto de referencia cuando la coincidencia formal se nos resiste. Algunos vocablos de uso muy frecuente en alemán presentan particular dificultad, puede porque no exista una correspondencia en castellano que cubra fácilmente el significado deseado en la categoría léxica del texto original, estos vocablos son los que no permiten el calco.

Los referentes

 

Existen referentes con traducción innecesaria, que el alemán utiliza por la imposición de las reglas de su gramática, pero que en castellano no se requieren con la misma frecuencia y otros que crean ambigüedad de sentido.

El artículo: El valor de su ausencia

 

Su uso en castellano y alemán es distinto. Mientras que en castellano tiene un valor determinante del sustantivo al que acompaña, en alemán su necesidad de determinar o indeterminar se entiende de manera diferente y se expresa de otro modo.

La incoherencia semántica

 

Los elementos de los ejemplos grito suave y pasos breves no encajan bien entre sí en español. En español si queremos decir que no se oyó el grito con toda la fuerza habitual hablamos de un grito ahogado o un grito sordo. El segundo ejemplo se refiere a la expresión pasos cortos.


Capitulo tercero: Las estructuras

 

El calco estructural ocurre cuando el traductor se deja llevar más por la apariencia formal del lenguaje que por el sentido del mensaje que transmite. Esta tendencia se aplica incluso a oraciones enteras. El resultado es una lengua rígida y nada fluida que entorpece la lectura hasta dificultar la comprensión. La autora afirma, que al usar el calco tenemos miedo a dejar la estructura conocida, que nos viene dada por el texto original, pero debemos separarnos de ella para desprendernos de modos de hablar y de escribir forzados y poco auténticos en castellano.

La proposición del relativo

 

El calco se repite con obsesiva insistencia en los casos de las proposiciones de relativo y las formuladas en voz pasiva. El alemán usa tanto el relativo genitivo o con preposición como la voz pasiva de forma mucho más generalizada que el castellano. La solución para evitar el calco en la mayoría de los casos, se encuentra precisamente en evitar esa generalización en los textos españoles.

El cortocircuito sintáctico

 

Las inconsecuencias sintácticas se generan por el cruce de diferentes estructuras o por haberse omitido por descuido alguna palabra al escribir. Puede que confundamos lo que pensamos con lo que escribimos hasta el punto de creer haber escrito lo que solo hemos pensado, luego al texto le falta alguna pieza. Esto resulta en discordancias sintácticas. La dificultad de prestar atención a muchos detalles a la vez, junto al hecho de concebir y redactar un texto, forman parte de los errores que resultan en la incoherencia sintáctica, conocida cono anacoluto.

El gerundio en castellano y la estructura alemana und+verbo

 

En castellano no se debe utilizar el gerundio para referirse a una acción posterior a la expresada por el verbo principal (gerundio de posterioridad). En vez de querer usar el gerundio, lo suyo es seguir la misma estructura que en alemán: Und+verbo.

El orden de colocación de los elementos

 

Cada lengua hace uso de diferentes categorías para matizar o dar énfasis a lo que se quiere expresar. El traductor debe sensibilizarse con las posibilidades expresivas de la ordenación de los elementos en la oración, al ser este un recurso muy sutil para conseguir enfatizar. Siempre debe estar alerta para no dejarse contagiar por la ordenación del texto original al traducir. El alemán tiende a iniciar una oración con el complemento directo para darle mayor relieve. Cuando desplazamos algún elemento al traducir debemos prestar atención de no alterar el significado. Con frecuencia al escribir formulamos oraciones con significación ambigua, sin advertirlo incluso cuando revisamos lo escrito. Esta ambigüedad suele producirse por una colocación errónea de los elementos o por la polivalencia del componente causante de la ambigüedad en cuestión. Normalmente no se debe a un contagio directo de la lengua de partida, sino por el mero hecho de escribir. Puede ocurrir que por tener que atar muchos cabos sueltos al mismo tiempo alguno se escapa.

La interrupción incomoda del mensaje

La lectura de un texto debe ser en su redacción fácilmente compresible y fluido.

Los signos de puntuación

 

No debemos transportar los signos de puntuación automáticamente del texto original al traducido, puesto que primero cada lengua tiene una normativa distinta y segundo la restructuración de toda la frase conlleva una organización completamente distinta.
La mala utilización de los signos de puntuación puede suponer desde solo una diferencia de matiz, a provocar ambigüedad hasta incluso crear graves malentendidos.

El punto: Distingue entre dos mensajes diferenciados entre si que tienen distintos grados de conexión semántica.

Punto y coma: Se usa para una separación menos tajante entre las ideas, que se exponen, existe una conexión semántica mayor. Se emplea para realizar una conexión causa-consecuencia o enumeración.

La coma: Indica una separación necesaria cuando la idea global que quiere exponerse no se ha expresado aún por completo (p.ej. para separar las proposiciones en las oraciones compuestas). La coma en español tiene una gran capacidad expresiva, su presencia o ausencia puede variar el sentido, el matiz o acentuar o rebajar la importancia de lo queremos expresar. En alemán el uso de la coma es más mecánico, su utilización está prescrita por las reglas gramaticales con mayor rigidez que en castellano, no tiene en alemán el poder significativo que tiene en castellano. Para conseguir un efecto expresivo en alemán manipulamos el orden de los elementos de la oración mientras que en castellano colocamos el elemento en cuestión entre comas.

El guión: No se usa del mismo modo en alemán y castellano. No se debe colocar de la misma manera en el original y en la traducción. En castellano la raya hace menos incomoda la interrupcion de la perífrasis porque indica de inmediato que se trata de un inciso.

Dos puntos: Existe una relación sintáctica-semántica entre lo que antecede y lo que sigue a los dos puntos.


Capitulo cuarto: La traducción de lo imposible: locuciones y lenguaje figurado

 

Locuciones y refranes. El tratamiento de las piezas fijas

 

Las locuciones son formas fijas que se insertan como piezas únicas, las correspondencias de la lengua terminal poco se parecen a las unidades léxicas y las locuciones del texto original. Para traducir las locuciones debemos olvidarnos de la manifestación formal y concentrarnos en el sentido. Hay que traducir de modo que el sentido quede intacto. La autora nos detalla los diferentes casos de equivalencia de las locuciones:
- Puede que la lengua original use una locución pero la terminal no
- Puede que la lengua terminal utilice una locución aunque en el original no la haya
Existe el mismo problema para los dichos y los refranes.

Lenguaje metafórico

 

Tanto al hablar como al escribir manejamos imágenes y el lenguaje figurado mucho más de lo que somos conscientes, casi constantemente. La dificultad está en dar con el léxico adecuado.


Capitulo quinto: Cuestiones de estilo


Para redactar un texto o traducir debemos saber cambiar de registro cuando sea necesario, es conveniente acomodar el lenguaje al objetivo. A menudo empleamos vicios contra la sencillez en vez de quedarnos con la elegancia de la concisión, empleamos la redundancia o usamos expresiones y construcciones pedantes. Decimos de alguien que es pedante cuando hace ostentación presuntuosa e inoportuna de su conocimiento o usa extranjerismos inadecuados (p.ej. chance por oportunidad). Debemos evitar las expresiones rimbombantes y el lenguaje hinchado y grandilocuente. La pobreza léxica también es importante evitar. Es un fenómeno muy frecuente en zonas bilingües donde se habla y escribe usando un léxico muy limitado. Es muy habitual el uso de los verbos polisémicas como tener, haber, hacer, ser, etc. y sustantivos como casa, tema, cuestión, tío. Debe cuidarse la riqueza léxica puesto que un uso frecuente de vocablos de la misma raíz etimológica no es elegante. Es mucho más correcto y adecuado decirdesempeñar un cargo en vez de tener un cargo o celebrarse una fiesta en vez de haber una fiesta. A veces al redactar podemos caer en cacofonías y rimas internas por dar más importancia a otras cuestiones pues reclaman un mayor esfuerzo.


Comentario

 

El manual de traducción consigue lo que pretende la autora: sensibilizar al traductor, motivarle a aguzar el ingenio y prestar mayor atención a cómo traducir y que debemos estar siempre alertos a nuestro diccionario interno, el cual a veces en vez de ayudar nos lleva a cometer errores. El libro resulta ser una muy buena ayuda gracias al sinfín de ejemplos abarca una gran variedad de textos y estilos diferentes.